jueves, 22 de marzo de 2007

Texto para la Casa Rural del Barranco de los Rincones (inédito)

En la sierra de Gredos, bajo el tramo conocido como Sierra Llana o de Godines, en su vertiente más meridional se encuentra el Barranco de los Rincones.
La casa rural de la Cerca de la Olivilla, se sitúa en el borde sureste del barranco o valle, coronado por lomas y cerros que lo envuelven en todas direcciones. Mesa Llana, Toruño, Canchal de las Malezas, Cerro las Porras, el Corono y justo encima de la casa, La Cruz, mirador excepcional sobre los cuatro puntos cardinales de la comarca verata. Sus alturas oscilan entre los 751 m. y los 1800 m.
Los pasos o salidas del Barranco de los Rincones lo enlazan al norte con la umbría de la garganta de Minchones, el Portezuelo y el collado de Alovera con una espectacular fuente en sus proximidades, pasos, aunque hostiles, sumamente bellos. Al Oeste la Junta de los Puertos lo comunica con la Sierra de Martinejos y las cumbres de Sierra Llana. Al sur el Collado de la Yegua y la Timona lo relacionan con las laderas meridionales sobre Valverde y Villanueva de la Vera.
La primera transeunte y eje fundamental del Barranco de los Rincones es la garganta Gualtaminos, que a lo largo de los tiempos ha llegado a clavarse bajo las cimas de sus cerros. El agua ha modelado un paisaje atlántico y mediterráneo. Umbrías y solanas nos muestran pastizales y enebrales, cornicabras y madroños, helechos y jarales, brezos y musgos, durillos y genistas, peonías y líquenes.
Territorio de fronteras que las altas cumbres separan y protegen. Rocío, escarcha, helada y nieve encontramos según ascendemos por sus laderas, a veces muy empinadas, como desde Roble Seco a La Risquera de Piedra Blanca, el Cuesto le llaman popularmente.
Cuenta la leyenda que este barranco está protegido por dioses, son tan numerosos que no se pueden contar; unos están a la puerta de las casas, en la enramada, en la chimenea, en las habitaciones. Cuidan de las casas que existen y han existido en el Barranco: la ciudad de los Lagartos, las Olivillas, los Llanos, la cerca del Horcajuelo, los Alisos, Retoril, Zahurcilla, el molino el Cubo y por supuesto la casa rural de la Cerca de la Olivilla. Protegen a las familias que habitan y a las que visitan el Barranco. Son los Lares que sobreviven también en las casas de singular arquitectura de entramado en Valverde y Villanueva.
Hay otros dioses y genios que se esconden en los canchales y berrocales graníticos, en los lanchos y en los rollos, son los que dan forma a todo lo que contiene el Barranco. Acompañan a la garganta en su discurrir, en su infinidad de saltos y cascadas. Uno de sus trabajos es poner en contacto las tres bandas geográficas del territorio verato (Sierras, Meseta de la Vera y Valle del Tiétar) a través de las gargantas. Son los que protegen a los animales salvajes, desde la cabra montés a la salamandra de Gredos, desde el buitre leonado al lagarto verdinegro, desde la gineta al mirlo acuático, desde la nutria a la musaraña,
Cuando el tintineo de las esquilas y los ladridos de perros y voces humanas se apagan, prestando atención y especialmente por la noche, se les puede oír parlotear y parlotear, disgustarse con el mal uso que se hace de su territorio, hacerse reproches, confiar en el futuro, no sin cierta ironía.
José Luis Martínez Rubio. 1998.


Este texto con diversas imágenes lo realicé para Carmen y Manolo, pero finalmente no vio la luz, aprovecho ahora para mostrarlo.


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