martes, 25 de septiembre de 2007

La culebra y la rana



La caza. Marilucas. Villanueva de la Vera. Septiembre 2007.

Dos fotografías de una culebra bastarda en el dramático momento de cazar una rana en una zona de agua encharcada. La culebra bastarda puede llegar a medir hasta 2 metros en ejemplares adultos, su coloración general es verdosa con escamas grandes y bien limitadas. Un rasgo característico de esta culebra son las cejas sobre los ojos muy remarcadas y sobresalientes, este rasgo no lo presenta ninguna otra especie.
Las culebras, muy abundantes en La Vera hace unas décadas, son cada día más difíciles de avistar, probablemente el uso de herbicidas, la desaparición del matorral, los incendios y la costumbre de estar en las carreteras, que es la causa de que muchas de ellas mueran atropelladas, son entre otros los factores de la regresión de sus poblaciones. En los últimos tiempos corren rumores, no sé si fundados, de que se ha hecho una reintroducción de ejemplares autóctonos de culebras por parte de la Junta de Extremadura para recuperar la cada día más exigua población de ofidios.
La culebra bastarda es el mayor de los ofidios extremeños e ibéricos. Hiberna durante los meses más fríos, de costumbres diurnas se muestra muy activa, paraliza a sus presas con el veneno de sus dientes traseros; estas presas van desde pequeñas lagartijas, otras culebras, ranas, aves adultas o sus huevos, topillos y hasta conejos.
El aspecto agresivo que provoca su mirada con su prominente ceja y su gran tamaño, ha motivado una persecución sin tregua por parte del hombre, ampliable ésta agresión al resto de culebras y reptiles. Es necesario dar a conocer los ofidios para erradicar falsas creencias, ninguna culebra extremeña es peligrosa para las personas, y así ayudar a proteger sus poblaciones. En Extremadura la culebra bastarda está protegida y es considerada de interes especial.

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