martes, 17 de abril de 2007

Recalificaciones





































La relación de las recalificaciones urbanísticas con la destrucción ambiental, la corrupción y la financiación de Ayuntamientos y partidos políticos son una de las noticias diarias que aparecen en la prensa, ayer, lunes 17 de abril en la editorial de El País. En ese sentido es demoledor el informe realizado por dos europarlamentarios, el polaco Marcin Libicki y el británico Michael Cashman.
En nuestro entorno cercano, la retirada de las competencias urbanísticas al alcalde de Candeleda Miguel Hernández, por parte de la Junta de Castilla y León, pone en evidencia los intereses espúreos de determinados promotores e inmobiliarias que con sus cantos de sirenas, es decir, comisiones procedentes de los pelotazos inmobiliarios, consiguen milagrosamente todos los permisos y autorizaciones.
Ya en el pueblo, no sabemos cuales son los beneficios de la aprobación inicial de estas modificaciones puntuales de normas subsidarias en Villanueva de la Vera en el paraje de Las Solanas, promovidas por la Urbanizadora de la Vera S.A. y Santiago Molero, pero la polémica está servida, según noticias sin contrastar, afectaría a un total de más de 50.000 metros cuadrados, y se preveé la construcción de unos cien chalets con la consiguiente dotación de los servicios necesarios: calles, agua, luz, teléfono, transporte entre otros.
Desde mi punto de vista estas actuaciones, aparte de ser una barbaridad en cuanto que elevan la población de Las Solanas, urbanización ilegal que se inicia al final de los setenta en plena Garganta de Gualtaminos, acabará con un bosque de enebros centenarios y aumentará la presión sobre este ecosistema de alto valor ecológico, cuya fragilidad ha aumentado en los últimos años: construcción de un embalse para abastecimiento de agua, piscina municipal, lugar de ocio de la población de Villanueva por la cercanía de la Garganta, contaminación de sus aguas debido al cada vez más escaso caudal estival; por consiguiente estas nuevas construcciones, totalmente innecesarias ya que el casco urbano de Villanueva está en plena expansión, son una puñalada a una zona que actúa de corredor para la fauna, entre las zonas situadas en el Valle del Tiétar y las de la Sierra de Gredos.
Espero y deseo que las reclamaciones y alegaciones sean numerosas para impedirlo, quedan sólo cuatro días para que finalice el plazo. Estaremos atentos a lo que se avecina.
Urge un debate dónde se tengan en cuenta la financiación de los partidos y los Ayuntamientos, el consumo de agua y si estas formas de desarrollos son beneficiosas para el interés general o sólo tienen fines especulativos, por otra parte, supone un argumento más para que el Estado tenga algo que decir en materia urbanística.

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