sábado, 1 de septiembre de 2007

Los Caminos de los Veratos

El camino de los Veratos. Fotomontaje. 2007.

Los caminos que conducen a La Vera Alta para los veratos no residentes, tienen unas características muy especiales, tanto geográficas como psicológicas. La comarca de la Vera se sitúa en la vertiente meridional de las sierras de Gredos y de La Vera. Para acceder a los pueblos de la Vera Alta las opciones son muy limitadas, ya que salvo la carretera Ex-203 en buenas condiciones (antigua Carretera 501 Alcorcón-Plasencia paralela al río Tiétar con dirección Este-Oeste y asentada sobre el antiguo camino medieval de Plasencia al Puerto el Pico, conocido como Camino Real o Camino de La Vera) las otras opciones son carreteras de segundo y tercer orden en mal estado.
Los caminos hacia el Sur, son escasos ya que sólo puede accederse desde Oropesa/Ventas de San Julián o desde Navalmoral/Rosalejo por carreteras locales. Las comunicaciones con la vertiente septentrional de la sierra, debido al desnivel y la altitud, cumbres con más de 2000 metros, todavía
hoy sólo es posible realizarlas por caminos de herradura.
Esta dificultad de acceso, es lo que convierte a esta parte de La Vera en una especie de Isla en medio de la meseta, un cul de sac que genera una sensación muy especial en los habitantes y oriundos, pues,
cuando camino del llano, los veratos ven la silueta de la sierra aparecer o desaparecer no pueden evitar la saudade al dirigirse o al salir de un lugar remoto e inaccesible que es principio o fin del viaje. Parece que el acometimiento de obras en la carretera CM-5102 entre Oropesa/Ventas de San Julián ayudarán a romper este encanto.
Este aislamiento se debe a la presencia del río Tiétar que históricamente hasta el siglo XX siempre ha estado desprovisto de puentes, el único puente que existía con anterioridad se construyó en el siglo XVIII para facilitar a la nobleza el acceso en carruaje al santuario de San Pedro de Alcántara en Arenas de San Pedro. Por tanto, la comunicación con el Sur sólo va a ser posible a través de las Barcas. Estas embarcaciones, estaban construidas con una serie de tablas atadas a varios troncos de forma tosca, permitían el paso entre las orillas del Tiétar a gentes, ganados y mercancías y suponían una fuente de ingresos para los pueblos.
Las Barcas han dado lugar a numerosos nombres toponímicos en muchos de los pueblos veratos: caminos, regatos, vegas, e incluso a una pedanía como Barquilla de Pinares. Existían Barcas en Candeleda, Villanueva, Losar, Talayuela, Jarandilla y Jaraíz. Es posible rastrear estas Barcas y sus nombres toponímicos en la cartografía anterior a 1950 y en las obras de viajeros del siglo XIX y XX como Pedro Antonio de Alarcón y
Unamuno. Escritores que van a conocer Yuste y cuentan como cruzan el río Tiétar a caballo por los vados o a través de las Barcas.
Esta singularidad en el acceso a La Vera se debe a que el río Tiétar atraviesa una planicie ligeramente inclinada hacia el Oeste, por lo que su curso de Occidente a Poniente, es más ancho según el río avanza y recibe el agua de las gargantas de La Vera, que en las épocas de deshielo de Gredos van muy crecidas. Este fenómeno del río es lo que ha impedido que en su curso no se realizasen puentes en la antigüedad y surgieran las Barcas para cruzarlo, también ha permitido la pervivencia en La Vera de numerosas singularidades etnohistóricas como La Serrana de la Vera, el Pero Palo, el toro de San Marcos, los Empalaos y Los Escobazos, que han sido estudiadas por Julio Caro Baroja entre otros.
Algunos de estos caminos que llevan a las Barcas, se conocen con el nombre toponímico de El camino de los Veratos, así es posible encontrarlo en el parcelario de Navalcán, Talavera de la Reina y Oropesa, caminos que arrancan de la Barca de Villanueva de la Vera; en el de Talayuela que lleva a la Barca del mismo nombre para cruzar a Jarandilla de la Vera; y en la puerta Norte de La Vera, en los municipios abulenses de Navalonguilla, Navalguijo y Bohoyo, este Camino de los Veratos comunica la vertiente septentrional de Sierra LLana con Madrigal, Villanueva, Valverde, Taraveruela, Viandar y Losar de la Vera.
El Camino de los Veratos de Villanueva cruzaba el vado de La Barca y se abría en dos direcciones: hacia Talavera pasando por Navalcán y hacia Oropesa
(éste es el que aparece en el fotomontaje, corresponde hoy día a la carretera CM-5102), para enlazar con la carretera de Extremadura (Madrid-Talavera-Badajoz) y el vado del río Tajo en Puente del Arzobispo y Azután que lo enlazan con los caminos de Las Villuercas, el valle del Guadiana y el valle del Guadalquivir. Esta última vía va a ser muy importante en la Protohistoria de esta zona, convirtiéndose en un camino de flujos culturales entre Andalucia y el valle medio del Tajo y el Tiétar como demuestran los hallazgos orientalizantes: Pajares en Villanueva de la Vera, el Cerro de la Mesa de Alcolea del Tajo, Casas del Carpio de Belvís de la Jara, Talavera la Vieja, y los que se hallarán en un futuro próximo que demostrarán que éste camino, ejercía la misma función que la famosa Vía de la Plata en las comunicaciones protohistóricas: poner en contacto el Sur peninsular con la Meseta Occidental.
En la actualidad estos caminos tienen caracter de dominio público y su conservación y mantenimiento es reponsabilidad de las distintas Administraciones autonómicas y municipales. Desgraciadamente el abandono de esa responsabilidad, en muchos casos, ha permitido que los caminos sean cerrados indebidamente por grandes propietarios para la configuración de grandes
fincas que son cotos de caza mayor, impidiendo el libre tránsito de personas y animales.
Personalmente he sufrido la presión de los guardas de estas fincas; en varias ocasiones me han impedido paar por un camino público que había sido cerrado por cruzar por fincas con caza mayor. Ejemplos: en el camino de Mesa LLana al Chorro la Ventera en varias ocasiones, y este último verano recorriendo con Jesús Castañar y Manolo Colores el Camino de los Veratos de Villanueva a Talavera por Navalcán. Responsabilidad de todos es exigir a las Administraciones recuperar estos caminos, cañadas, coladas y sendas que son verdaderos corredores ecológicos, y darles, como en otros muchos lugares, una utilidad pública lúdica y sostenible que permita mantener este rico patrimonio natural, cultural y vial.



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